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Carmona, Roberto1, 2; Hernández-Álvarez, Adriana1, 2 Arce, Nallely1, 2; Ayala-Pérez, Victor1, 2, 3

1Laboratorio de Aves, Departamento Académico de Ciencias Marinas y Costeras, Universidad Autónoma de Baja California Sur. Correo-e: beauty@uabcs.mx.

2Pronatura Noroeste, A. C.

3Becario del Programa de Soluciones Costeras, Laboratorio de Ornitología de Cornell

En el hemisferio norte está iniciando el verano, época en la que las aves playeras migratorias se encuentran reproduciéndose al norte del continente (desde la parte septentrional de Estados Unidos hasta Alaska). Entonces para los humedales mexicanos ¿todos los individuos partieron?

No, algunas aves permanecen durante el verano en las áreas de invernada, lo que se conoce como “veraneo”. Parece confuso, pero en resumen, algunas aves simplemente no viajan al norte, lo que significa que no se reproducen ese año. Una de las hipótesis más aceptadas para explicar el veraneo es la de “inmadurez sexual”. Esta propone que se trata de aves inmaduras que no migrarían al norte, debido a que aún no están listas para reproducirse, por lo que no tiene sentido correr los riesgos de la migración. Puesto que existe una relación directa entre la talla de las aves y la edad de primera reproducción, en general las especies más grandes suelen veranear en mayor proporción.

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Figura 1. Aves playeras veraneantes en Bahía Lobos, Sonora (mayo 2017), se observan: Chorlo gris (Pluvialis squatarola), Playero pihuihui (Tringa semipalmata), Playero rojizo del Pacífico (Calidris canutus roselaari) y Zarapito trinador (Numenius phaeopus). Foto: Roberto Carmona.

Los investigadores han establecido un “índice de veraneo”, que es el porcentaje de aves que permanecen en las áreas de invernada, en relación al total de aves presentes en el invierno anterior inmediato. Por ejemplo, en el verano de 2017 recorrimos los humedales más importantes para aves playeras del noroeste de México (Fig. 1) y contabilizamos 22,250 aves playeras migratorias, por otro lado, en el invierno anterior inmediato contamos, en las mismas zonas, 766 mil individuos. Considerando la definición mencionada, cerca del 3% de las aves migratorias veranearon en dichos humedales. Aunque no todas las especies veranean en proporciones iguales.

Figura 2. Playeros rojizos del Pacífico (Calidris canutus roselaari) veraneando en el Alto Golfo de California (agosto 2015). Foto: Adriana Hernández Álvarez.

Por ejemplo, en una zona de los planos lodosos del Alto Golfo de California se realizaron conteos mensuales de Playero rojizo del Pacífico (Calidris canutus roselaari), de enero de 2006 a diciembre de 2008. El máximo observado fue cercano a 2 mil aves (10% de su total poblacional), lo más interesante es que este conteo se realizó en junio de 2007, en pleno verano. Además, los números más altos correspondieron siempre al período junio-agosto (Fig. 2); entre septiembre y mayo las abundancias fueron de muy bajas a nulas. Así, la principal importancia de esta zona es ser un lugar de veraneo de las aves jóvenes que no migraron a sus sitios de reproducción, pero que probablemente pasaron el invierno en un sitio aledaño.

Un último ejemplo más detallado, se compilaron los datos de abundancia invernal y abundancia en verano para ocho especies de aves playeras migratorias en Guerrero Negro, B.C.S., a lo largo de 13 temporadas migratorias (2006-2019). El índice de verano (Fig. 3) varió entre las especies desde el 50% para el Picolargo americano (Numenius americanus) hasta un 3.4% para el Playero dorso rojo (Calidris alpina). El índice de veraneo tendió a ser más alto para las especies más grandes. Un caso particularmente relevante, numéricamente hablando, es el del Picopando canelo (Limosa fedoa), playero relativamente grande, que presentó un índice medio de veraneo de 30%, con una máxima abundancia en verano de 27 mil aves, lo que representa el 16% de su población total. Para el Picopando canelo se cuenta con capturas durante el verano que indican que el 80% de las aves presentes fueron juveniles, notorio contraste con la época de invierno, cuando las aves jóvenes representan apenas el 11% de la abundancia total. Así, esta información respalda, al menos en parte, la hipótesis de la “inmadurez sexual”. Respecto a los adultos veraneantes es probable que se trate de individuos enfermos, con lesiones o infestados de parásitos, lo que les imposibilita alcanzar las condiciones para poder migrar. En suma, aún en verano es posible observar aves playeras migratorias en México, principalmente las de mayor talla que se reproducen a los dos o tres años de edad.

Figura 3. Relación entre la talla (mm) y el índice de veraneo (%) para algunas aves playeras migratorias en Guerrero Negro, Baja California Sur. Playerito occidental (Calidris mauri), Playero dorso rojo (C. alpina), Costurero pico corto (Limnodromus griseus), Playero rojizo (C. canutus), Chorlo gris (Pluvialis squatarola), Playero pihuihuí (Tringa semipalmata), Picopando canelo (Limosa fedoa) y Picolargo americano (Numenius americanus).

Si quieres conocer más referente al veraneo puedes visitar la página de Pronatura Noroeste (https://www.pronatura-noroeste.org/node/234).

 

Bibliografía:

Ayala-Pérez, V.O., R. Carmona, N. Arce & Y.V. Albores-Barajas. 2021. Over-summering shorebirds in Guerrero Negro, Baja California Sur, Mexico and the particular case of the Marbled Godwit. Wader Study, 128: 109–116.

McNeil, R., M.T. Díaz & A. Villeneuve. 1994. The mystery of shorebird over-summering: a new hypothesis. Ardea, 82: 143–152.

Soto-Montoya, E., R. Carmona, M. Gómez, V. Ayala-Pérez, N. Arce & G.D. Danemann. Over-summering and migrant Red Knots at Golfo de Santa Clara, Gulf of California, Mexico. Wader Study Group Bulletin, 116: 191–194.

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por coscyt

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