Tonatiuh Chávez Sánchez1 y Alejandra Piñón Gimate1
1Instituto Politécnico Nacional, Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas, Avenida Instituto Politécnico Nacional s/n, La Paz, B.C.S., 23096, México.
El empleo de las algas marinas en la alimentación humana en diferentes regiones del mundo data de hace varios siglos, dado los beneficios nutricionales que nos han brindado, así mismo, también se tienen antecedentes sobre su uso en la alimentación de animales como cabras, ovejas, reses, aves, cerdos y conejos (Evans y Critchley, 2014). Su uso o su consumo ha estado muy extendido desde hace muchos años especialmente en lugares del Pacífico asiático.
Las macroalgas son un recurso natural, abundante en las costas del Golfo de California y otros sitios costeros de México, las cuales pueden ofrecer una gran cantidad de beneficios para la producción ganadera. Desde la mejora de la salud animal hasta la reducción del impacto ambiental, la integración de algas en las formulaciones de alimentos presenta una alternativa prometedora a las fuentes de alimentos tradicionales.
A diferencia de los cultivos terrestres, la recolección y el cultivo de algas marinas no requiere tierra cultivable ni agua dulce. Sin embargo, es esencial que las metodologías utilizadas en la cosecha y cultivo no impacten negativamente a los ecosistemas marinos (Evans y Critchley, 2014, FAO 2022).
Las diferentes especies de macroalgas poseen perfiles nutricionales distintos, lo que permite una versatilidad en las formulaciones de alimentos adaptadas a los requisitos específicos de los animales.
Las algas pueden contener entre un 25% y un 50% de proteína cruda, lo que las convierte en una alternativa atractiva a las fuentes convencionales de proteína animal y vegetal. Muchas algas marinas son ricas en ácidos grasos esenciales, especialmente omega-3, que son cruciales para el desarrollo y bienestar de los animales, así como para la calidad de los productos derivados (Shimazu et al. 2019).
La fibra y los compuestos bioactivos presentes en las algas promueven una mejor absorción de nutrientes y reducen problemas gastrointestinales. El contenido mineral de las algas es significativo; aportan calcio, hierro, magnesio, yodo y otros oligoelementos (Evans y Critchley, 2014). Además, son una fuente natural de vitaminas del complejo B y vitamina K. La presencia de antioxidantes en las macroalgas ayuda a combatir el estrés oxidativo y a reducir el riesgo de enfermedades, lo que conduce a una mayor productividad en el ganado (Shimazu et al. 2019).
Para la región del Golfo de California, importante ha sido el legado la Dra. Margarita Casas Valdez que junto con diversos colaboradores del Laboratorio de Macroalgas del CICIMAR-IPN, que a lo largo de varios años destacaron las propiedades nutricionales y los beneficios de incorporar macroalgas en la alimentación de distintas especies ganaderas. Algas de los géneros Macrocystis, Sargassum y Ulva principalmente, fueron evaluadas en aves de postura, de engorda y cabras.
Las conclusiones son prometedoras en la suplementación de las raciones para ovinos, con 25 % de estas macroalgas, es eficaz como forraje para rumiantes. Por otro lado, tratamientos adicionados con Ulva favorecieron el menor contenido de colesterol y triglicéridos en huevos y el plasma de pollos, particularmente con la adición del 2 % en la dieta se registró el menor contenido de ambos (Casas-Vades et al, 2006; Carrillo et al. 2012; Cañedo-Castro et al. 2019).
Los ensayos también demostraron resultados positivos en el crecimiento de los animales, ya que las dietas enriquecidas con algas incrementaron el peso vivo con respecto a la conversión alimenticia, lo que quiere decir que el organismo crece más en menor tiempo. Además, la adición de 2 % de Ulva en la dieta de los pollos de engorda mejoró la salud intestinal de los mismos y el colesterol y triglicéridos los disminuyó, También se concluyó que pueden fortalecer el sistema inmune al reducir el estrés oxidativo que produce inflamación. Lo anterior sugiere que las algas tienen propiedades nutracéuticas, que además fortalecen el sistema inmune y que por lo tanto pueden ser un ingrediente clave para optimizar la producción avícola al disminuir enfermedades mejorando significativamente la salud de los pollos de engorda (Cañedo-Castro et al. 2019).
En conclusión, la utilización de macroalgas en la alimentación animal representa un enfoque sostenible y con visión de futuro para mejorar la salud animal, mejorar la eficiencia de la alimentación y reducir la huella ambiental en la agricultura.
Referencias
Cañedo-Castro B., Piñón-Gimate, A., Carrillo, S., Ramos, D., y Casas-Valdez, M. 2019. Prebiotic effect of Ulva rigida meal on the intestinal integrity and serum cholesterol and triglyceride content in broilers. Journal of Applied Phycology, 31, 3265-3273.
Carrillo, S., Bahena, A., Casas-Valdez, M., Carranco, M., Calvo, C., Ávila, E., y Pérez-Gil F. 2012. The alga Sargassum spp. as alternative to reduce egg cholesterol content. Cuban J Agri Sci 46:181–186.
Casas‐Valdez, M., Hernández‐Contreras, H., Marín‐Álvarez, A., Águila‐Ramírez, R.N., Hernández‐Guerrero, C.J., Sanchez‐Rodríguez, I., y Carrillo‐Domínguez, S. 2006. The seaweed Sargassum (Sargassaceae) as tropical alternative for goats’ feeding. Rev. Biol. Trop. 54, 83‐92
Evans, F. D., y Critchley, A. T. 2014. Seaweeds for animal production use. J. Appl. Phycol. 26, 891‐899
FAO. The global status of seaweed production, trade and utilization. Globefish Research Programme. Volume 124:120
Shimazu T. et al. 2019. Addition of Wakame seaweed (Undaria pinnatifida) stalk to animal feed enhances immune response and improves intestinal microflora in pigs. Anim. Sci. J. 90:1248–1260.
