Figura 1. Lobo fino de Guadalupe cría en la Reserva de la Biósfera Isla Guadalupe. Fotografía: Romyna A. Cruz-Vallejo
Autores: Romyna A. Cruz-Vallejo, Fernando R. Elorriaga-Verplancken
Instituto Politécnico Nacional, Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas (CICIMAR-IPN), Departamento de Pesquerías y Biología Marina, La Paz, Baja California Sur, México.

 

Figura 1. Lobo fino de Guadalupe cría en la Reserva de la Biósfera Isla Guadalupe. Fotografía: Romyna A. Cruz-Vallejo

El lobo fino de Guadalupe (Arctocephalus townsendi) es un mamífero marino perteneciente a la familia Otariidae, la cual incluye a los lobos marinos y los lobos finos (Fig. 1). Se caracteriza por tener una capa de pelaje doble, el cual le ayuda a mantener su temperatura corporal mientras bucea. Sin embargo, en el pasado esta característica casi lo lleva a la extinción, ya que fue severamente explotado por el ser humano a finales del siglo XVIII y durante siglo XIX debido al valor de este pelaje. Incluso fue declarada una especie comercialmente extinta en 1897, hasta que fue redescubierta en 1954 en Isla Guadalupe en el Océano Pacifico Mexicano y declarada protegida a partir de ese momento. En la actualidad, el lobo fino de Guadalupe aún se encuentra en un proceso de recuperación poblacional, el cual ha sido exitoso en parte debido a los grandes esfuerzos de conservación de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) de la Reserva de la Biósfera Isla Guadalupe. Además, también se ha relacionado esta recuperación exitosa con la disponibilidad de alimento en el mar.

El estudio de los hábitos alimentarios es clave para la conservación de esta especie y de las zonas donde habita. Sin embargo, debido a que el lobo fino de Guadalupe habita en islas remotas y pasa gran parte de su vida en el mar, es difícil observar directamente de que presas y en que zonas se alimenta. Por lo tanto, científicos han desarrollado una forma de estudiar sus hábitos alimentarios mediante sus bigotes, también conocidos como “vibrisas”. Esto es posible gracias a que a medida que los bigotes crecen, el tejido queratinoso de esta estructura se deposita secuencialmente, acumulando una composición química (isotópica) que está influenciada por el tipo de presas que consumió el individuo y de las zonas donde se alimentó mientras se formaban sus bigotes. Esto provee registros cronológicos sobre sus hábitos alimentarios.

A partir de nuestras investigaciones, hemos accedido a esta información alimentaria depositada en los bigotes de lobos finos de Guadalupe de la Reserva de la Biósfera Isla Guadalupe, analizando los isótopos estables de carbono y nitrógeno a lo largo de un número variable de segmentos de estos bigotes (Fig. 2). Su información alimentaria más reciente se encuentra en la parte más cercana al folículo o la base del bigote, mientras que la información más antigua se ubica en la punta. De acuerdo con diversas investigaciones, la tasa de crecimiento de los bigotes en los otáridos es de aproximadamente 3 mm por cada 21 a 37 días transcurridos, y se recambian en promedio cada 4 a 5 años.

Figura 2. Lobo fino de Guadalupe mostrando sus bigotes y la representación de como uno de éstos puede ser segmentado para el análisis isotópico de cada uno de los fragmentos. Fotografía: Fernando R. Elorriaga-Verplancken.

A partir de esta técnica, es posible obtener información de un lobo fino de Guadalupe a modo de patrones más o menos fluctuantes de valores isotópicos cuyos rangos corresponden, en el caso de los isótopos estables de carbono, a zonas de alimentación distintivas (por ejemplo, zonas costeras vs. oceánicas), mientras que, con base en valores de isótopos estables de nitrógeno, es posible inferir su nivel trófico relativo (que tan cerca o lejos de la base de la cadena trófica se alimenta). Además, ambas razones isotópicas (carbono y nitrógeno) también son indicadores de desplazamientos latitudinales a lo largo de regiones como el Pacífico Noreste. Esto último es de gran relevancia al estudiar al lobo fino de Guadalupe, ya que esta especie es capaz de recorrer varios cientos de kilómetros durante sus viajes de alimentación.

Una gran ventaja del análisis isotópico de varios segmentos de un solo bigote es que es posible reconstruir el historial alimentario de un mismo individuo a lo largo de varios años, contando con hasta 15 o más valores isotópicos de ese animal. Adicionalmente, podemos reconstruir patrones isotópicos que son únicos de una cierta clase de sexo y edad (por ejemplo, cría, juvenil, hembra adulta, macho subadulto o macho adulto) que estemos analizando, documentando variaciones en posición y amplitud trófica, uso de hábitat, lactancia, entre otros y de este modo evidenciar una posible separación alimentaria dentro de la población que puede asociarse con evitar una competencia potencial por recursos.

 Esta información es esencial para determinar la relación entre el lobo fino de Guadalupe y su medio circundante, permitiendo adoptar medidas de manejo y conservación adecuadas en torno a esta especie y los hábitats donde se distribuye y alimenta, especialmente en presencia de escenarios de cambio climático que pudieran poner en riesgo su recuperación poblacional actual.

Actualmente llevamos a cabo esta innovadora investigación gracias a la suma de esfuerzos por parte de diversos colaboradores e instituciones, incluyendo The Marine Mammal Center (Estados Unidos). Los bigotes utilizados de lobo fino de Guadalupe en este estudio se obtuvieron gracias a biólogos y veterinarios expertos en el manejo de fauna silvestre, quienes cuentan con el equipo necesario para salvaguardar la salud y seguridad tanto de los animales como de las personas involucradas en los muestreos. Además, se cuenta con permisos de investigación emitidos por la Dirección General de Vida Silvestre (SEMARNAT) y de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Reserva de la Biósfera Isla Guadalupe, CONANP), además del gran apoyo de esta última.

 

Referencias:

Cherel, Y., Kernaléguen, L., Richard, P., & Guinet, C. (2009). Whisker isotopic signature depicts migration patterns and multi-year intra-and inter-individual foraging strategies in fur seals. Biology letters5(6), 830-832. https://doi.org/10.1098/rsbl.2009.0552

Kernaleguen, L., Cazelles, B., Arnould, J. P., Richard, P., Guinet, C., & Cherel, Y. (2012). Long-term species, sexual and individual variations in foraging strategies of fur seals revealed by stable isotopes in whiskers. PloS One7(3), e32916. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0032916

Cruz-Vallejo, R. A., Amador-Capitanachi, M. J., Norris, T., Hernández-Camacho, C. J., Tripp-Valdez, A., Moncayo-Estrada, R., Herguera-García, J. C., Godard-Codding, C., & Elorriaga-Verplancken, F. R. (2024). Foraging segregation by sex and age class in the Guadalupe fur seal from Guadalupe Island, Mexico. Marine Mammal Science, 40(2), e13076. https://doi.org/10.1111/mms.13076

Peterson, R. S., Hubbs, C. L., Gentry, R. L., & DeLong, R. L. (1968). The Guadalupe fur seal: habitat, behavior, population size, and field identification. Journal of Mammalogy49(4), 665-675.

Weber, D. S., Stewart, B. S., & Lehman, N. (2004). Genetic consequences of a severe population bottleneck in the Guadalupe fur seal (Arctocephalus townsendi). Journal of Heredity, 95(2), 144–153. https://doi.org/10.1093/jhered/esh018

 

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por coscyt

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