El plástico es un material ligero, versátil y resistente, características que lo han convertido en un componente esencial de muchos productos que utilizamos diariamente, como textiles, botellas y envases de alimentos. Irónicamente, esta durabilidad también ha contribuido a su permanencia en el medio ambiente durante cientos de años, generando un problema de contaminación mundial. Se considera que los océanos actuan como sumideros para los plásticos principalmente provenientes de actividades terrestres, aportando con aproximadamente el 80% de la contaminación marina mientras que, el 20% restante proviene, de actividades marítimas, como la pesca y el turismo. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, se estima que cada año ingresan al océano alrededor de 460 millones de toneladas de plástico, y se espera que esta cifra aumente para 2040.